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Después de preguntar a ciertas personas sobre este tema, llegamos a la conclusión de que el significado de la propia palabra cambia según va avanzando la edad de estas.
Los niños pequeños, por raro que parezca, son los que mejor comprenden su significado, o mejor dicho, los que más fácil llegan a alcanzar lo que es la felicidad. Aunque como he dado a entender antes, vivimos en un mundo globalizado donde poco a poco, los niños también van creciendo con una idea errónea. Un ejemplo muy claro es lo que pasa cuando le preguntas al niño qué quiere. Normalmente
responden con un "quiero jugar" o "estar con mis amigos", pero poco a poco van cambiando eso a "quiero jugar con tal juguete" o "quiero eso porque mi amigo lo tiene". A una frase como esa tampoco se le da mucha importancia, pero en realidad sí que la tiene, porque es el principio del bucle que se crea con el supuesto significado de la palabra. Además, nacen los celos, un sentimiento tan natural como dañino, ya que impide alcanzar cualquier estado de felicidad. Otro claro ejemplo es fijarse en la vida de los países tercermundistas; allí los niños no tienen esos juguetes o cosas como aquí, pero la magia de la niñez y la imaginación les permite crearlos y jugar, pasarlo bien.
Los adultos son los que peor entienden su significado, ya que haciéndoles las mismas preguntas que a los niños, vemos que ellos la creen alcanzar con lo que suponen que es necesario para vivir, no siempre necesario del todo. No ven que llegar a ese estado de gozo es tan sencillo como disfrutar de los momentos vividos en pareja, o recordar las primeras palabras de su hijo, entre otras cosas.
Y por otro lado, volvemos a lo fácil y sencillo, que es el caso de la gente más mayor, y a su vez más sabia. Los ancianos viven disfrutando cada momento como si fuese el último, y es así como se llega a disfrutar de la vida. Por ejemplo, ir a dar un pequeño paseo por la playa, o por el campo, envolviéndote con la naturaleza.
Aquí podemos mencionar al filósofo Epicuro. Él defendía la idea de los placeres sencillos, es decir, cuanto más sencillos fueran estos placeres, más facilidad había en satisfacerlos, a su vez, más facilidad en alcanzar la felicidad.
Igual que en todo, hay muchas opiniones y diferentes puntos de vista al ver las cosas; pero en una sí que estamos todos de acuerdo, y es que si conseguimos hacer las cosas que deseamos llegaremos a vivir una vida plena y feliz, ya que al fin y al cabo es para lo que estamos.
Me ha gustado mucho ver los diferentes puntos de vista de la felicidad en niños, adultos y ancianos. Y también como ven la felicidad los niños de los países tercermundistas y los de los países desarrollados. Tu blog me ha hecho reflexionar respecto a saber cual es la verdadera felicidad, pues no existe realmente, ya que cada persona valora la felicidad de forma diferente.
ResponderEliminarMe parece que tienes una idea bastante acertada de la felicidad. Me gustaría leer más hipótesis tuyas.
ResponderEliminarLeti, me parece muy acertada la división que haces por edades a la hora de entender el concepto de felicidad; tienes toda la razón al decir que la felicidad se entiende de verdad en la niñez y en la vejez, es una lástima que los que estamos en la transición entre la adolescencia y la madurez tengamos que esperar unos añitos para poder volver a entender ese concepto tan especial.
ResponderEliminarUn abrazo, Manel.